25/10/2025 strategic-culture.su  6min 🇪🇸 #294433

¿qué hay detrás de la legalización de la eutanasia?

Raphael Machado

Si esta es la avanzada civilización occidental, entonces mejor la "barbarie" y el "atraso".

Escríbenos: infostrategic-culture.su

Esta semana, Uruguay se convirtió en el primer país iberoamericano en legalizar oficialmente la práctica de la eutanasia, es decir, la administración médica de una muerte voluntaria. Colombia y Ecuador, en la práctica, ya reconocían la posibilidad de la eutanasia, pero a través de decisiones judiciales. Con esto, el país se une a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, España, Nueva Zelanda y Portugal en la lista de países donde el Derecho reconoce la legalidad de la búsqueda activa de la muerte, bajo determinadas condiciones.

En Brasil, la decisión fue vista en los términos típicos de la polarización política habitual: los llamados "progresistas" de la izquierda saludaron la decisión como una muestra más de la "civilidad" uruguaya y de la defensa de las "libertades individuales", mientras que los llamados "conservadores" de la derecha criticaron la decisión basándose en una lógica cristiana según la cual el hombre no puede disponer libremente de la vida en el sentido de darle fin deliberadamente.

No obstante los términos morales en los que se plantea esta cuestión, tanto por partidarios como por críticos, me parece que se ha perdido de vista algo relevante que aparece en la legalización de la eutanasia.

El debate en cuestión posee una larga historia en el seno de la civilización europea y de las civilizaciones influenciadas por Europa. El suicidio, por ejemplo, guarda un valor específico entre los antiguos griegos y romanos, dentro de determinadas circunstancias, como la defensa del honor propio y la búsqueda de poner fin a un sufrimiento indecible e insuperable. El Cristianismo, sin embargo, impone una prohibición a este debate por el valor puesto en la vida individual como don concedido por Dios.

Pero no me parece que la cuestión fundamental ahí sea discutir la legitimidad de la disposición sobre la propia vida.

En primer lugar, debemos ver como arriesgada la medicalización total de la vida que se ha vuelto típica de la posmodernidad liberal-democrática. Ya incluso desde antes del nacimiento, la vida se ha vuelto completamente controlada por la industria médico-farmacéutica. Cada fase de la vida está permeada por procedimientos y medicamentos, que van desde suplementos y preparaciones prenatales y de la propia violencia obstétrica, extendiéndose a lo largo de toda la vida -preferentemente permeada de procedimientos estéticos- y, ahora, se extienden hasta la muerte, con el control frío y metódico sobre el fin de la vida.

La muerte, otrora dignamente solitaria, por experimentarse, preferentemente, en el propio lecho doméstico, ahora pasa a ser administrada como si fuera un remedio para la vida, de forma aséptica por enfermeras indiferentes en un contexto alienado respecto al hogar y la familia (que, hoy en día, en la era de la licuación de las relaciones sociales, muchos ya no tienen).

La eutanasia, en este sentido, participa de la misma naturaleza del aborto, de las reasignaciones de género y de muchas de las medidas implementadas durante la crisis sanitaria, como mecanismos de ampliación del control y de la capacidad de encuadre y regimentación del cuerpo por la industria médico-farmacéutica. A estas relaciones, Foucault y, siguiéndolo, Agamben, atribuyen el término "biopoder" y, por consiguiente, "biopolítica".

El avance del poder y de la técnica sobre el cuerpo naturalmente implica, necesariamente, una reducción de las libertades, así como acarrea el riesgo de deshumanización del hombre, transformado en mera "vida nuda", privado de su dignidad y de sus dimensiones más profundas.

Pero, más allá de la crítica filosófica, existen aspectos oscuros en la industria de la eutanasia que aún son poco explorados.

El primer informe sobre el programa de eutanasia canadiense salió en 2024, con enfoque en la región de Ontario, y según su investigación, el 30% de las personas que solicitaron eutanasia sin estar en estado terminal provenían de las regiones más pobres de Ontario. Se trata de adictos, depresivos y, simplemente, personas con dificultades financieras.

Cuando se legalizó la eutanasia en Canadá, naturalmente se usó como justificación que esto sería el "último recurso" para personas con enfermedades terminales o que pasaban por sufrimientos indecibles, pero lo que se descubrió es que personas en situación de vulnerabilidad podrían acabar viendo la eutanasia como el "camino más fácil" ante sus dificultades, problemas y sufrimientos, no pocas veces causados por cuestiones financieras. Especialmente con el último cambio legislativo, según el cual incluso quien no está padeciendo una condición mortal puede solicitar la eutanasia.

Esto es aún más grave cuando nos referimos a personas con enfermedades mentales, como la depresión, ya que la depresión distorsiona la visión de la realidad, así como las propias perspectivas futuras. Hoy, aún no es posible solicitar la eutanasia solamente por motivo de enfermedad mental, pero a partir de 2027 esto ya será posible en Canadá, lo que tiende a hacer que las cifras de muertos por eutanasia se disparen -y ya corresponden al 5% de todas las muertes.

Un espeluznante caso emblemático de las contradicciones de la política interna canadiense, involucrando la eutanasia, fue noticia hace 2 años. Se trata del caso de Lois Cardinal, una persona trans que solicitó acceso al programa de eutanasia de Canadá a causa de dolores excruciantes sufridos durante años.

¿El origen de esos dolores excruciantes? La propia cirugía de reasignación de género realizada para que el "sexo corporal" se adecuara a la autorrepresentación subjetiva que Lois, en su condición de disforia de género, imaginó.

Aunque la vaginoplastia de Lois se realizó en 2009, más de 10 años después de la cirugía, Lois aún sentía malestar y dolor a causa de esa cirugía. Lois vivía dopada de medicamentos para soportar los dolores e intentar llevar una "vida normal".

Sin poder aguantar esta situación insoportable e insuperable, Lois pidió la eutanasia. Después de todo, es para situaciones así para las que se pensó la eutanasia, ¿cierto? Y, hoy, es muy fácil conseguir la eutanasia en Canadá. Ya ni siquiera es necesario padecer una enfermedad terminal.

Pues, sorprendentemente, la solicitud de eutanasia fue reiteradamente denegada.

Es que conceder la eutanasia a Lois Cardinal significaría reconocer que el arrepentimiento respecto a la cirugía de reasignación de género es relativamente común y que la cirugía en sí es extremadamente traumática y deja marcas físicas y psicológicas indelebles.

Es el choque entre diferentes vacas sagradas del wokismo, pero naturalmente la ideología de género se superpone al ultraindividualismo capitalista detrás de la eutanasia.

En fin, si esta es la avanzada civilización occidental, entonces mejor la "barbarie" y el "atraso".

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